Mucho se oye hoy sobre reglas y normas de interpretación bíblica, mucho se habla de hermenéutica bíblica, y son pocos los que lo hacen de manera sencilla y por lo general todos se basan en las tres obras más doctoradas y difíciles de entender para la mayoría de quienes quieren estudiar con mayor profundidad las Escrituras y a veces presentan tan difícil el camino que prácticamente para poder entender la Palabra de Dios se requiere de un montón de tomos enciclopédicos y un cerro de literatura y a ello sumarle que deben aprender los idiomas originales en que fue escrita la Biblia, pero al llegar a este punto la verdad es que se vuelve tedioso para muchos, inalcanzable para otros y allí el fracaso de algo que debió ser bueno.

Si la gran mayoría es un público adulto, muchos con poco estudio o poca comprensión lectora que a veces les cuesta entender ciertos asuntos y le agregamos más dificultad si no enseñamos bien la palabra de verdad. Vemos también en mucha juventud que el tipo de nivel que tienen de comprensión lectora es bajísimo aún en jóvenes que van a la universidad, ya que solo aprenden materia y responden y eso solo es aplicar memoria, más no hay comprensión y el nivel de conocimiento bíblico y la comprensión es baja en ellos también, por eso no basta con enseñar algunas reglas de interpretación para que las personas digan ahora sí que comprendo la Biblia, o que el enseñador se conforme y diga, bueno ya les enseñe como debían leer, y no ver ni pensar en que puede estar fallando, o donde está el problema para solucionarlo de raíz.

Cada maestro o pastor que enseñe las Escrituras debe llevar al pueblo a la lectura de la Palabra de Dios y enseñarla toda, porque o si no, no sirve de nada que haga un curso de hermenéutica en su congregación si no hay conocimiento básico de ellas, si solo enseña tradición humana, psicología o entretenimiento. Lamentablemente, el sistema es así en muchos lugares el domingo o sábado es un día de culto «evangelístico» malentendiendo esa palabra y no hay enseñanza del verdadero y único Evangelio, algunos en otro día en la semana realizan un día de estudio bíblico basado en un éxito de librería y miles de doctrinas de siglos que nunca las cuestionaran porque ya son una tradición, solo letra y nada espiritual. ¿Qué está sucediendo? ¿En qué momento se ha perdido el blanco?

Ante este escenario y realidad de cada congregación debemos hacernos 3 preguntas y la primera es ¿Qué debemos hacer? Y la segunda es ¿Qué podemos hacer? Y la tercera pregunta es ¿Cómo lo vamos a hacer?

Porque es necesario enseñar las Escrituras y enseñarlas bien y de la forma y manera más comprensible que se pueda y este mensaje no va solo dirigido a maestros o pastores sino cada creyente que se llame o se diga creyente o cristiano, es tiempo de reflexionar, pensar y analizarnos a nosotros mismos y a nuestras motivaciones del porqué enseñamos o del porqué queremos aprender ,ya que las razones y las motivaciones deben ser las correctas, todo debe apuntar no a saber más de Dios, sino a conocer más a Dios y así lo mismo de cada enseñanza escrita en la Biblia.

No cometamos el error de caer en encerrar grandes verdades en pasos, como 5 pasos para tener fe, 7 pasos para orar mejor, 10 pasos para triunfar, eso no, sino que debemos enseñar todo el consejo de Dios y si hay que recalcar y repasar, hay que hacerlo hasta que eso quede grabado en cada mente y corazón, que las personas no solo oigan historias bíblicas y de forma alegórica , tienen que ver al Dios de la Historia obrando, debemos enseñar la biblia en su contexto siempre.

Quizás usted pensará que esto es solo una crítica, pero no, esto no es una crítica es un análisis y una reflexión, porque no estoy criticando la hermenéutica o las reglas de interpretación, ellas son necesarias, pero no serán eficaces si no hay base ni contexto bíblico, si la gente no es llevada de vuelta a las Escrituras, si no se enseñan las bases del Evangelio de Cristo, la verdad es que solo serán un montón de reglas sin aplicación y no porque sean malas ,sino porque no hay comprensión y ello porque no hay un conocimiento de las Escrituras, y como resultado un gran mal: Hermanos discutiendo y peleando entre sí y cada uno con sus reglas, que si esto es una alegoría o una parábola o una metáfora o que si esto es un tipo, una figura o un símbolo. ¿Y la comprensión? ¿Dónde quedó?, ¿la edificación? ¿Dónde quedó? Es necesario enseñar los principios y reglas de interpretación bíblica, pero su finalidad debe ser la de traer crecimiento espiritual, madurez, solidez, una fe fuerte en el Señor y en Su Palabra y no confusión.

Porque de que sirve que dos personas hayan estudiado hermenéutica, luego se digan la una a la otra: maldita tú que crees que la salvación se pierde, y contesta la otra: Hija del diablo tú que crees que la salvación no se pierde, y eso lo vemos a diario en los blogs, chats y redes sociales. ¿Qué vamos a decir? ¿La hermenéutica es mala? No, el problema no está allí. Entonces ¿Dónde está?, bueno, son muchos los factores y ya hemos visto algunos y podemos nombrar muchos, pero debemos reconocer la raíz del problema, por ejemplo; La inmadurez, eso es falta de crecimiento espiritual, y lo que produce ello es la falta de enseñanza bíblica, la poca lectura de la biblia. Entonces no hay crecimiento en la palabra, en conocimiento, ni en gracia, ni en amor, etc.

¿Es necesario conocer las reglas y normas de interpretación Bíblica? Claro que si, y quizás haya algunos que digan no necesitarlas, pero la verdad es todos los que estudian las Escrituras o piensan y meditan en ella o la escudriñan la verdad es que todos ellos tal vez aplican algunas sin conocerlas, por ejemplo se preguntan ¿Quién dijo esto?, ¿A quién se lo dijo?, y ¿Por qué dijo tal cosa?, principios fundamentales como «La Biblia se interpreta a si misma» o que no se deben crear doctrinas basadas en par de versículos o en pasajes no muy claros , sino que se deben usar pasajes amplios y claros, pero la verdad es que hasta los más grandes teólogos no las cumplen y allí está el problema de tantas doctrinas diferentes, cuando lo que debemos tener bien claro es que la interpretación debe ser una sola, aplicaciones puede tener una o más, pero existiendo tanta información hoy en día sucede todo lo contrario muchas interpretaciones y poca aplicación.

Si en verdad deseas aprender como leer la biblia, como estudiarla, como escudriñarla como interpretarla, lo cierto es que sin Dios nada podemos hacer, por allí hay que partir, hay que comenzar en una búsqueda de Él, de conocerle más, de conocer su voluntad y es en esa búsqueda en que El mismo nos ilumina, nos da entendimiento, sabiduría e inteligencia para comprender cada verdad y nos ayudará a usar todas las herramientas posibles y nos guiará en este camino para poder comprender mejor su Palabra, vivirla y enseñarla de la mejor manera posible. Así que antes de comenzar a estudiar las normas de interpretación, volvamos a leer, repasemos cada pasaje, cada historia, cada instrucción y cada enseñanza hasta que nos familiaricemos con ella, nos empapemos de ella y la conozcamos cabalmente.

Existe un sector que choca con la Hermenéutica o reglas de interpretación, que dice que no debemos interpretar por nosotros mismos las Escrituras que solo un papa o un obispo o líder tal tienen la revelación final y la última palabra, y eso es para anular, para gobernar, para empoderarse y tener el control, pero está mal, y es por esa razón que además prefieren tener a su rebaño en ignorancia, para así tener control total.

En definitiva, conocer las reglas y normas de interpretación pueden ser de mucha utilidad, pero siempre y cuando lo hagamos con el espíritu correcto y la motivación correcta, no es para saber más de Dios, sino para conocer más y de mejor manera a Dios.

¿Debemos estudiar y conocer las reglas de interpretación? Claro que sí, pero no debe eso volvernos altaneros ni menospreciadores de aquellos que saben menos, más bien siempre llevar luz a otros con amor y humildad.

¿Debemos estudiar y conocer las reglas de interpretación? Claro que sí, pero no debe llevarnos a perder el blanco, ni causar confusión ni duda, sino todo lo contrario firmes y con una fe sólida en Dios y en Su Palabra, creciendo en el Señor siempre, para poder servirle como debemos, para poder ser libres del error y del engaño, para enseñar a otros y hablar de Él como debemos hablar y con toda convicción.